En Bariloche se solicito a la juez penal Martin Lozada que autorice a una menor de 17 años a interrumpir su embarazo de 10 semanas, fruto de los abusos a los que fue sometida por su padre y un tío… la jueza ha solicitado innumerables estudios clínicos, psíquicos, sociológicos, medioambientales y demás para ver si debe dar rienda suelta a esta autorización o no.
Si bien creo que la jueza ha requerido todos estos estudios para poder respaldar su decisión, seria interesante que en estos casos se apuren las sentencias. La justicia y la naturaleza tienen tiempos distintos, una semana que apareja feriados, domingos es poco para la burocracia, pero aumentan el sufrimiento de quien debe cargar en su cuerpo la prueba de un delito de índole sexual. Las leyes deben dejar de ser obsoletas, de tratar a una mujer como simple reproductora y respetar sus derechos más simples y elementales.
En este caso puntual, el tiempo es sinónimo de vida y muerte. Con el paso de los días, es sabido que los riesgos médicos al interrumpir un embarazo aumentan… como aumenta la angustia y la desesperación de quien esta embarazada sin desearlo luego de 6 años de abusos continuos. Vivo esta aun el recuerdo de Ana Maria Acevedo, una joven madre que muere al negársele un aborto terapéutico en Santa Fe; caso en el que querían esperar a que el embarazo llegase a termino para tratar el cáncer de la madre, cuestión que termino con la vida de los dos.
Sabemos que la justicia es lenta, pero en estos casos… no se puede esperar.