24 de marzo, una fecha de luto para los argentinos…
El saldo que quedo de la dictadura todavía duele muy fuerte, las heridas no sanan, los gritos no callan, el dolor esta a flor de piel y la memoria se rehúsa a escapar.
30000 voces calladas, desaparecidas, momificadas en la historia. 500 hijos ausentes, vacíos de arrullos de los suyos, de verdad…
Estamos obligados a seguir caminando, es nuestro compromiso, nuestro legado. Obligados a no callar, a clamar por un mundo mejor, por la correcta distribución de las riquezas, por la igualdad social, por que cada pibe tenga un plato de comida, un techo digno y educación. Los valores de los desaparecidos deben ser bandera, por respeto a sus vidas, por dignidad de su muerte.
Y seamos ajenos a los discursos oportunistas de aquellos que reivindican su lucha con fines perversos. “El idealismo cultural también puede disimular las disposiciones ideológicas sospechosas” (Héle Béji)… mas claro echémosles agua. Es fácil después de tantos años usar el dolor, reivindicar a los que ya no están y rasgarse las vestiduras persiguiendo fines no tan nobles. Es fácil repudiar cuando en su momento no se hizo nada. Es fácil pedir perdón, Sra. Iglesia, cuando en su momento era cómplice de atrocidades, en donde callaban a sus propios compañeros que entendían que la Fe no se predicaba en iglesias, sino con las manos en compañía de los necesitados. Es fácil condenar un culpable y esconder bajo la alfombra a 500…. Es ridículo despreciar una dictadura, y gestar por atrás dictaduras de opresión social, de hambre, de ignorancia.
Es fácil levantar banderas hipócritas… pero es nuestro deber recordar porque desaparecieron 30000 compañeros, porque torturaron a miles más y no dejar de caminar por aquellos que siguen desapareciendo hoy… Sergio Avalos, Florencia Penachi, Julio Lopez y muchos anónimos más, que día a día siguen despareciendo victimas de un sistema perversamente ideado para obligarnos a olvidar.