martes, 30 de octubre de 2012

La Coope

Rescatistas, bomberos, médicos y policías en el lugar de la tragedia

Desde el jueves a la noche en la ciudad de Neuquén resuenan una y otra vez dos palabras: La Coope… todos opinan, a todos les afectó directa o indirectamente, todos lloraron en el momento, cuando retiraron los cuerpos de los hermanitos el domingo o cuando escucharon los pedidos de justicia entremezclados con llanto y bronca el lunes en la marcha de silencio. Neuquén cambió para siempre después del derrumbe trágico del supermercado el 25 de octubre de 2012, un antes y después de la tragedia de la Cooperativa Obrera.
Nadie tiene la culpa, pero una pesada loza cayo sobre el techo del supermercado; “la construcción era clandestina” dijo la municipalidad a pocas horas del siniestro mientras la desesperación de los familiares de los desaparecidos iba creciendo; “estaban todos los papeles en regla” afirmaban los propietarios mientras los rescatistas entraban y salían con la esperanza de encontrar a sobrevivientes. Siete vidas quedaron bajos los escombros mientras se reparten las culpas: Carlos, el profe de la EPET 5; Tiago, su hermanito Juan y su prima Fedra, Evans y su pareja Lorena e Ida Martinez. “Nosotros alquilabamos el lugar, no somos responsables de edificio” remataron los voceros de la Cooperativa Obrera
Y asi se suceden las horas, se suceden los días y quienes esperan justicia desesperan o se cansan de esperar, si al fin y al cabo, sus seres queridos ya no están.

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